Los metales pesados son elementos contaminantes muy devastadores, ya que contaminan el aire, el agua y la tierra utilizados por las plantas y los demás eslabones de las cadenas tróficas.
Los efectos de los metales pesados son de tipo genotóxico, es decir que producen mutaciones en el ADN y también desmielinizante, por lo que afecta al sistema nervioso central.
Los sustratos contaminados suelen ser producto del trabajo minero, la contaminación, la industria de fundición y chapado, el depósito de origen atmosférico por la acción de incineradoras, tubos de escape de vehículos y el uso de fertilizantes y pesticidas, así como el depósito de lodos y barros residuales en los cauces de los ríos. Dichos sustratos constituyen la fuente de alimentación de los alimentos vegetales que consumimos y, en el caso de los peces, acaban incorporándose directamente a su cadena trófica.
En relación con la absorción y la distribución, los compuestos organometálicos se benefician de una mejor difusión por lo que se absorben bien por vía digestiva e incluso pueden absorberse por vía cutánea, la excreción es lenta, por lo que tienden a acumularse en el organismo.
Son 106 elementos conocidos por el hombre, de los cuales 84 son metales, por lo que no es de extrañar que las posibilidades de contaminación metálica en el ambiente sean numerosas. Entre los metales pesados más importantes en cuestión de salud son:
Algunos elementos intermedios como:
Estos últimos muy relevantes desde el punto de vista toxicológico por lo que se estudian habitualmente junto a los metales pesados.
Cuando estos metales son absorbidos en pequeñas cantidades existe la posibilidad de eliminarlos vía renal o hepática, pero el incremento en la concentración de estos metales pesados en los alimentos puede causar un efecto tóxico a quien los consume, la gravedad de este efecto dependerá de la naturaleza, cantidad y forma química de los metales, de la concentración del metal en el alimento y de la resistencia del organismo a los efectos sinérgicos o antagónicos a otros contaminantes químicos.
La intoxicación con mercurio, por ejemplo, afecta a órganos como, hígado, riñones, corazón, sistema nervioso, sistema musculoesquelético, provocando diferentes alteraciones en ellos:
Ansiedad, inestabilidad emocional, síndrome de cansancio crónico, disminución de la memoria, amnesia, alteración del sueño, depresión, tendencia al suicidio, pérdida de confianza en sí mismo, alteraciones graves en la personalidad, negatividad, nerviosismo, pasividad, adicciones, indecisión, excitabilidad, epilepsia, hiperactividad en los niños, autismo y alteraciones del comportamiento, cefaleas, vértigo, asterixis, Parkinson, Alzheimer entre otros; todas las alteraciones relacionadas al sistema nervioso son debidas no solo el mercurio, sino también otros metales pesados que perjudican la función y provocan atrofia de las células nerviosas.
O como en el caso de intoxicación por Plomo, este se localiza entre las estructuras celulares de aorta, hígado, riñones, glándulas suprarrenales, tiroides y cerebro principalmente, produciendo insuficiencia hepática, suprarrenal, tiroidea y en cerebro encefalopatía, degeneración segmentar de las laminas de mielina y degeneración axonal, bloqueo presináptico, síndrome asténico con fatiga, cefalea (dolor de cabeza) insomnio, alteraciones del sueño.
La intoxicación por aluminio es también muy frecuente en nuestro medio, dando principalmente manifestaciones óseas que se caracterizan por dolores, debilidad muscular proximal y fracturas óseas espontáneas, problemas emocionales graves, coagulopatías, insuficiencia renal, fibrosis pulmonar. Envenenamiento condicionado por la aparición de una anemia microcítica e hipocrómica provocada al competir el aluminio con el hierro, tanto por la unión a la proteína transportadora plasmática (transferrina) como en la incorporación a la síntesis del grupo Heme. La presencia del Aluminio es muy frecuente en los pacientes que se encuentran en tratamiento de diálisis y puede condicionar también un síndrome neurológico, miopatía y enfermedad ósea. Puede ser aguda (obnubilación, coma, convulsiones) o crónica (encefalopatía dialítica).
La intoxicación por arsénico produce inhibición enzimática, muy relacionado a cánceres de piel, pulmón, gastrointestinal, linfático y al sarcoma hepático. Lesiones del aparato respiratorio: rinofaringotraqueobronquitis; lesiones del epitelio gastrointestinal: estomatitis, mal estar abdominal, enterocolitis, hepatitis toxica crónica; lesiones de células epiteliales renales: nefropatía toxica crónica; lesiones del sistema nervioso: polineuritis, neuropatía arsénica periférica.
Otras manifestaciones clínicas debidas a intoxicación por metales pesados, son falta de energía, alteraciones en la fertilidad, impotencia, alteraciones hormonales, alteraciones inmunológicas (alergias, suceptibilidad aumentada a infecciones virales principalmente) y estas pueden deberse lesiones celulares: a nivel mitocondrial, produciendo alteraciones en el complejo de la cadena respiratoria; anormalidades en los ribosomas con caída en la síntesis de proteínas como RNA; alteraciones morfológicas en el retículo endoplásmico, con reducción de la actividad de las enzimas oxidasas principalmente a nivel hepático, produciendo insuficiencia hepática.
Diagnostico de intoxicación por metales pesados
Actualmente la evolución tecnológica ha permitido que se pueda realizar exámenes simples para la detección de metales pesados, estos métodos de análisis para averiguar la posible intoxicación por metales pesados es a través del llamado Mineralograma que nos muestra toda la información existente en el paciente a cerca no solo de los minerales esenciales sino también los metales pesados, mostrando si estos están en estado de normalidad, carencia o excesos.
Tratamiento para la intoxicación por metales pesados
Para eliminar los metales pesados del organismo es necesario utilizar sustancias que los atraigan y los movilicen para expulsarlos, para ello se utilizan una serie de productos llamados Quelantes, que estos van a variar en esquemas según los metales pesados que estén altos o en niveles tóxicos presentes y estos pueden ser usados vía oral y/o endovenosa.
Dra. María Elena Mercado Estrada – Medico Ortomolecular
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