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DISBIOSIS Y ENFERMEDADES AUTOINMUNES - Dra. María Elena Mercado Estrada - Medico Ortomolecular - Cochabamba

El término “microflora”, “microbiota”, “bacterias amigas” o “flora” intestinal hace referencia al ecosistema microbiano  que coloniza el tracto gastrointestinal.

Esta flora o microbiota intestinal tiene relación directa con el mantenimiento del sistema inmunológico equilibrado, que es muy importante porque protege al organismo de agentes microbianos patógenos, toxinas, partículas extrañas, células tumorales y procesos autoinmunes. 

Para mantener el equilibrio biológico se necesita que este sistema funcione normal, de esta manera se constituye en una fuerte barrera defensiva contra la invasión de agentes nocivos,   debido a que la microbiota intestinal produce diversas sustancias como acido acético, bacteriocinas, acidofilinas,  peróxido de hidrogeno y otras que de cierta manera funcionan como barrera a la entrada de agentes extraños; de no suceder esto, se presentará una inmunodeficiencia de expresión clínica variable.

La esencia de la función del sistema inmune es su gran capacidad para la discriminación a escala molecular entre lo propio y lo ajeno, o sea, lo que pertenece al organismo y lo que no, conservando así su individualidad.

Cuando se produce la penetración en el organismo de un agente nocivo (antígeno), se desencadena una respuesta (anticuerpo), y al reconocerlo como no propio es a lo que se llama inmunidad. En cambio, si lo reconoce, no se producen anticuerpos y se le llama entonces tolerancia inmunológica; ambas formas de respuesta se llaman “respuestas inmunológicas”.

Como ya se ha mencionado en artículos anteriores:

Eubiosis: buena coexistencia o equilibrio entre la microflora y el huésped – simbiosis.  Este perfecto equilibrio brinda protección a la mucosa intestinal, perfecta digestión, secreción de enzimas, absorción y síntesis de proteínas y vitaminas.

 

Disbiosis: Se define como una perdida en el equilibrio de la ecología microbiana a nivel del intestino, siendo esta pérdida capaz de producir enfermedades y disfunciones causadas por la intensa actividad metabólica y la naturaleza antigénica ante la presencia de bacterias patógenas las que degradan tanto enzimas pancreáticas como hepáticas, dañan la superficie absortiva intestinal, liberando toxinas que altera el medio ambiente intestinal de innumerables formas.

Es decir que ante una Disbiosis la tan solo presencia de ciertos alimentos, pueden dar como resultado una activación negativa del sistema inmunológico, lo que hace que se descontrole  e inicie un ataque al propio organismo” es decir, la disbiosis puede ser considerada como una de las génesis de las enfermedades autoinmunes por los estímulos inflamatorios que se desarrollan como se explica más adelante.

Algunos elementos de la microbiota intestinal o sus actividades pueden ser causa de enfermedades a lo que se denomina  translocación bacteriana, refiriéndose a que una vez que las bacterias cruzan la barrera intestinal, pueden migrar a través de la linfa y alcanzar localizaciones extraintestinales, como los ganglios mesentéricos, el hígado o el bazo. Si estas bacterias consiguen diseminarse a través del torrente sanguíneo en suficiente cantidad, pueden ser causa de trastornos muy graves, como sepsis, fallo multiorgánico y muerte. En las sociedades desarrolladas, la incidencia de enfermedades infecciosas ha disminuido muy notablemente durante la segunda mitad del siglo xx, pero han ido en aumento enfermedades de afectación inmunológica, motivo por el cual surgieron muchos estudios investigativos de las posibles causas.

Varios estudios publicados en los últimos años, muestran una especial atención a la relación entre la flora intestinal con las disfunciones del sistema inmunitario. Paralelamente, la alta incidencia de alergias inespecíficas y enfermedades con componente autoinmune, como la esclerosis múltiple, la diabetes mellitus tipo 1, enfermedades inflamatorias del intestino como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, han crecido de modo importante. Aunque algunas de estas enfermedades tienen un componente genotipico, es evidente que la contribución del fenotipo (factores ambientales) debe desempeñar un papel muy importante en el cambio de tendencias a tan corto plazo.

Clemente-Postigo et al. demostraron recientemente una asociación entre los niveles de triglicéridos postprandiales y la elevación de endotoxinas bacterianas después de una dieta alta en grasa.

Los cambios en la microbiota intestinal, el aumento de la permeabilidad intestinal y la endotoxemia posiblemente juegan un papel en el desarrollo de un estado inflamatorio crónico de bajo grado en el hospedero que contribuye al desarrollo de diversas enfermedades que tendrían su base inflamatoria en el intestino.

Como es bien sabido más del 50% de las células inmunológicas se encuentran en el tracto intestinal por ser la mayor superficie de contacto con el medio externo (después de la piel) que se encuentra cargado de sustancias de carácter antigénico.

Las células inmunológicas del intestino, denominadas células M, reciben toda la información que ingresa al intestino, no solo de moléculas de alimento sino de agentes potencialmente patógenos. La células M pasan la información a las CPA (células Presentadoras de Antígenos) las que procesan la información y la transfieren a través de un complejo proteico denominado CMH (Complejo Mayor de Histocompatibilidad) de clase I y II en la membrana de superficie de los linfocitos T, y éstos inician la activación del sistema inmune sea para protección o para ataque, dependiendo del estimulo enviado por las células M, las que por un error de interpretación, pueden enviar una información errada, lo que provoca que el sistema inmune desarrolle diversos sistemas de producción inflamatoria como protección y para ataque inmunológico, sin tener un verdadero estimulo antigénico.

Acción de las citocinas producidas a nivel del sistema MALT en presencia de disbiosis

Debido a que el intestino soporta una gran carga antigénica compuesta no sólo por nutrientes sino también por la flora saprófita del intestino, es que requiere de una respuesta rápida e inespecífica, denominada inmunidad innata, para mantener la homeostasis y proteger  al organismo de la entrada de patógenos. Todo el conjunto interviene en la respuesta temprana contra agentes patógenos, la contención anatómica de la flora comensal, y el mantenimiento de la integridad epitelial, debido a esto el tracto gastrointestinal está equipado con un sistema inmune intrínseco altamente especializado denominado MALT. Este sistema está compuesto por un grupo de tejidos linfoides organizados en folículos agregados que se encuentran presentes en las superficies mucosas respiratorias, digestivas y genitourinarias. Las placas de Peyer son closters de folículos cercanos a la pared del intestino delgado, responsable del inicio y preparación de la respuesta inmune a ese nivel.

La respuesta del sistema es hacer que los linfocitos T inicien la producción de sustancias con acción proinflamatoria, entre las más importantes y relacionadas con la producción de enfermedades autoinmunes están:

IL1: citocina proinflamatoria gatilladora de la activación del sistema inmune.

IL6: producida por macrófagos, es una de las citocinas con mayor poder inflamatorio.

IL12: potente inductor de la producción de IFNg. Acción proinflamatoria.

IL17: tiene acción proinflamatoria que ejerce su función principalmente sobre células mieloides y células mesenquimales  al inducir la expresión del factor estimulante de  colonias de granulocitos (G-CSF), de la IL-6 y  de otras quimiocinas, las cuales incrementan la  granulopoyesis y reclutan neutrófilos hacia el sitio  de infección. Participa en el desarrollo de la autoinmunidad, inflamación e inmunidad  humoral

IL18: Estimula la síntesis de  INFg, Induce la inmunidad celular. Acción proinflamatoria

IL 33: Su expresión está regulada positivamente después de la estimulación pro-inflamatoria, puede también funcionar como un factor nuclear que regula la transcripción de genes. Se cree que funcionar como un “alarmin ‘ induciendo necrosis celular para alertar al sistema inmune a daños en los tejidos o el estrés. Induce la producción de citoquinas Th2 fuertemente partir de estas células y puede promover la patogénesis de la enfermedad relacionada con el Th2, por esta inducción es que se sabe en términos generales que juega un papel fundamental en el desarrollo de muchas enfermedades autoinmunes a través de mecanismos que son todavía no se comprenden totalmente.

IFNg: participa en la regulación de las respuestas inmune e inflamatoria. Su función más importante es la activación de los macrófagos, tanto en las respuestas inmunitaria innatas como las respuestas celulares adaptativas. Su incremento está identificado como una de las causas genéticas en la producción del LES (lupus eritematoso sistémico) (artículo publicado en julio del 2015)

Se considera que estados inflamatorios por tiempo prolongado (inflamación crónica) llevan producción de Inmunoglobulinas que atacan a las propias estructuras por lo que se denominan Autoanticuerpos, dando origen a las diversas enfermedades autoinmunes:

Enfermedades autoinmunes intestinales

  • Enfermedad de Crohn
  • Colitis Ulcerativa

Enfermedades autoinmunes extra intestinales

  • Artritis Reumatoidea
  • Lupus Eritematoso Sistémico
  • Esclerosis Multiple
  • Addison
Disbiosis y enfermedades autoinmunes Dra. María Elena Mercado Estrada Cochabamba